Hélène Deprat, una artista fuera de las normas, es inclasificable aunque ella se define como pintora. Su trabajo también abarca otros campos relativos a los temas de la memoria, el viaje y la identidad. Una amalgama barroca coherente que se inspira en la literatura, el cine, la historia…
Su arte es el reino de los sueños extravagantes e impenetrables: una corte de sorpresas, de desmesuras y de ficciones inquietantes. Delprat ocupa Nantes como un teatro, la salpica de elementos de decorado de un relato que introduce libremente sus inspiraciones en la historia de la ciudad.
Se observa una bandera fijada en el viento. Algo más allá,el tridente desaparecido de la fuente de la plaza Royale ha sido sustituido con otra bandera reflectora. Detras, a los pies de la basílica de San Nicolás se observa un extraño desfile: Gigantescas siluetas negras se mueven en otra estrella que se ha convertido en escenario.
“Simios amenazadores buscan pelea, una cabra se yergue en las patas traseras y personajes sin nombre se escapan del último juicio muertos de risa. Un maestro de cermonias-lobo y su perra abran n baile donde animales, humanos e híbridos no saben que hacer. Esta estrella ¿es una balsa? ¿un arca de Noé encallada a los pies de la Basílica?”.
Estos personajes gesticulan y desfilan en una especie de último desfile desarticulado y agitado escapado de una danza macabra. Invaden la plaza y dejan que le visitante se divierta con su presencia carnavalesca. En esta farsa el artista despliega entre las fachadas grandes cortinas de motivos y personajes imbricados de inspiración heráldica. Ángeles, hombres-lobo y simios llaman con sus cornetas a la fiesta.
Hélène Delprat vive y trabaja en París. La representa la galería Christophe Gaillard (París).
